En la ciudad de Sharm el Sheikh, en Egipto, continúan reunidos representantes de más de 190 países en la Conferencia de las Partes (COP) del Convenio Marco de las Naciones Unidas frente al Cambio Climático. En esta vigésimo séptima reunión, se espera definir un debate crítico: quienes pagarán los costos de la transición energética, la mitigación y adaptación, y quienes compesarán las pérdidas y daños que ya está ocasionando el aumento de temperatura en muchos países del mundo.
Sin embargo, según el presidente de la COP y ministro de relaciones exteriores de Egipto, Sameh Soukrí, aún se tiene «trabajo por delante» para obtener resultaos. Mientras los países vulnerables presionan para que se tomen acuerdos, los países desarrollados (y principales causantes de la crisis climática) no muestran ninguna prisa. Para Rachel Simon, de la Red de Acción por el Clima (CAN), existe la tentación de «esperar y retrasar» este tipo de acuerdos. Con respecto a las pérdidas y daños, la discusión se viene aplazando desde el inicio de las negociaciones climáticas, en el año 1992. Siempre ha existido presión de los países ricos, como EEUU, para evitar una «catarata de reclamaciones» en su contra, al ser los principales causantes.
Los países latinoamericanos han mostrado una posición unificada con respecto al financiamiento. La Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) presentó como una de sus principales iniciativas el canje de deuda. En otras palabras, se ha propuesto la condonación de deuda externa a cambio de acciones más ambiciosas.
La COP también ha recibido malas noticias. La organización presentó un inventario de emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) de más de 70 mil fuentes individuales de emisiones en todo el mundo. Sus resultados son desalentadores, ya que revelan que las cifras reales de emisiones están tres veces por encima de las reportadas a las Naciones Unidades en 2021. En el informe también se revela que las 14 mayores fuentes de emisiones de GEI corresponden a centrales de petróleo y gas.
Otro punto a destacar es el pedido de Tuvalú y Vanatu, pequeñas naciones isleñas del pacífico, para el desarrollo de un tratado de No Proliferación de Combustibles Fósiles. Este tratado se convertiría en un mecanismo internacional para regular eficazmente la producción de estos combustibles y desarrollar el uso de energías renovables, para cumplir el Acuerdo de París de limitar el calentamiento global a 1,5º C. Esta propuesta se suma a otra realizada por el Parlamento Europeo, el Vaticano, y la Organización Mundial de la Salud para colocar un impuesto a los combustibles fósiles.
Fuente: El País, OjoPúblico, MOCICC