¿Este es es el futuro que queremos para nuestro país?

En estos momentos, los principales líderes del mundo se encuentran reunidos en Sharm El Sheikh para discutir, como todos los años, como arreglar la crisis climática que tenemos encima. Es muy probable que como todos los años, se levantarán voces, se cruzarán palabras y se terminará estrechando manos, para que la situación sea casi igual que al inicio de la conferencia.

Quedan pocas esperanzas que esta vigésimo séptima conferencia de las partes sea diferente a las veintiséis anteriores. A pesar de los esfuerzos globales, las emisiones han continuado elevándose, y es poco probable que se pueda alcanzar la meta planteada de evitar que se supere un calentamiento promedio por encima de los 1,5 ºC. Incluso con un cambio radical de políticas que empezara el día de mañana, estaríamos más cerca de alcanzar los 2ºC que mantenernos por debajo de los 1,5ºC para fines de este siglo.

Eso debería llevarnos a los países más vulnerables frente al cambio climático a empezar a exigir compensaciones por pérdidas y daños, a la par que exigimos que las naciones industrializadas, y sus grandes empresas, reduzcan sus emisiones de forma acelerada. Menos de un centenar de empresas han emitido el 70% de los gases de efecto invernadero, la mayoría de ellas productoras de combustibles fósiles, la causa primaria del cambio climático. Los primeros responsables son estas empresas, y son las que deberían financiar la mitigación, adaptación y la compensación de las naciones en vías de desarrollo.

No deberíamos dedicarnos al problema climático solo una vez al año. Aunque nuestro país no es un gran emisor de gases de efecto invernadero, cabe que nos preguntemos que modelo de desarrollo queremos para futuro. Uno sustentado en la extracción y consumo de cada día más combustibles, o uno basado en energías renovables y un equilibrio con el ambiente. El Estado peruano parece apostar por lo primero, que tiene impactos terribles para el ecosistema y la vida de los seres humanos. Si no veamos los continuos derrames de petróleo en la Amazonía, y las vidas humanas que nos cuestan. ¿Ese es el desarrollo que queremos para el futuro?