El pasado viernes de septiembre se dio a conocer que la empresa italiana Union Sped renunció a proveer de urea a nuestro país, por lo que el proceso de licitación para la adquisición del fertilizante quedaba desierto. De esta manera, los tres intentos consecutivos de este gobierno para la adquisición de este insumo resultaron en un fracaso. ¿Cuál es la razón que explique tamaña incapacidad?
La crisis de los fertilizantes no es un tema menor. En mayo de este año, Mariana Escobar, representante de la FAO en el Perú, advertía la subida de los precios de los fertilizantes y la invasión de Rusia a Ucrania, podía llevar a 15,5 millones de peruanos a una situación de inseguridad alimentaria. Es decir, casi de la mitad de la población podía quedarse sin los medios para conseguir alimentos para su consumo diario.
En respuesta, el gobierno anunció una licitación internacional para adquirir urea desde el extranjero. Los primeros dos procesos estuvieron marcados por denuncias de la Contraloría de la República, que reportaba direccionamientos y la falta de los estándares mínimos requeridos para un proceso de dicha magnitud. El tercer proceso, con el nuevo ministro Andrés Alencastre, se completó en los plazos anunciados. Sin embargo, como mencionamos anteriormente, la empresa ganadora desistió de la entrega del producto, denunciando que personas adscritas al gobierno habrían usado de forma fraudulenta información a nombre de la firma. Los más afectados con todo este proceso son los agricultores, quienes carecen de un importante insumo para mantener su nivel de productividad para la siguiente temporada. Ya a mediados del mes pasado se reportaba una caída de la productividad del 20% por la escasez del fertilizante.
Así lo que tenemos es que la producción de nuestros alimentos básicos están a merced de los vaivenes del mercado internacional y de los intereses del sector privado. Desde el gobierno se ha propuesto la creación de una planta nacional de urea, así como la entrega y uso de otros fertilizantes orgánicos, pero son medidas para el mediano plazo. ¿Hasta cuándo seguirán siendo los campesinos los más afectados?