Entre el 31 y 12 de octubre se celebrará en Glasgow, Reino Unido; la cumbre anual de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático (COP26). Para la región de América Latina y el Caribe, que se encuentra entre las más vulnerables al cambio climático, la cumbre es importante para ratificar la meta de 1,5 º C de aumento de la temperatura promedio a nivel global; ya que mientras más aumenta la temperatura, aumentarían la gravedad y frecuencia de eventos climáticos.
El Acuerdo de París permite a los diferentes países adecuar el ritmo al cual reducen sus emisiones, pero deben actualizar sus planes de acción cada cinco años. Grandes emisores como China, India y Arabia Saudita no han presentado actualizaciones de sus plantes. Tampoco lo han hecho varios países latinoamericanos como Bolivia, Venezuela, Ecuador, Guatemala y El Salvador.
Otro de los temas claves en la discusión de la cumbre será la reglamentación del artículo 6 del Acuerdo de París. En este artículo se define la posibilidad de que los países intercambien sus reducciones de emisiones, mediante la compra y venta de créditos o bonos de carbono. Una de las dificultades para regular este artículo es la posibilidad de la doble contabilidad: que tanto el país que vende como el que compra incluyan la misma reducción en su contabilidad. Otro tema en la discusión es el financiamiento climático, que implica que los países desarrollados transfieran dinero a los países en desarrollo en compensación por su deuda histórica.
El cambio climático es un problema que nos afecta a todos, pero en forma desigual. Son justamente países como el Perú, los que menos contribuyen en la emisión de gases de efecto invernadero, los que resultan más vulnerables a este fenómeno. A pesar de eso nuestro país anunció el año pasado que aumentaba sus metas climáticas, pasando de una reducción de 30 a 40% para el 2030. Por otra parte, aún no queda claro cuál va a ser el compromiso de reducción de emisiones específico para las empresas, que según diversos estudios, solo 100 empresas son responsables del 71% de las emisiones de GEI globales desde 1990.
Fuente: DW, Ojo Público, Ministerio del Ambiente, The Guardian