Esta semana se anunció de forma oficial la creación de una nueva organización representante de los empresarios. Estamos hablando de la Unión de Gremios del Perú, coalición que recoge importantes agremiaciones que anteriormente formaban parte de la CONFIEP como la Sociedad Nacional de Industrias (SNI), la Asociación de Exportadores (ADEX), o la Cámara de Comercio de Lima (CCL). Según la información revelada por la prensa, los motivos que llevaron al quiebre de la otrora monolítica agremación empresarial son de caracter político.
Las disyuntivas se habrían germinado durante los últimos años, pero tendrían origen en las acciones y reacciones tras el destape de los actos de corrupción de Odebrech y sus socios en el Perú. En particular, con el apoyo económico de un importante sector empresarial a las campañas de Keiko Fujimori en el 2011 y el 2016. Tras el escándalo y las denuncias de corrupción, un sector de la CONFIEP habría evaluado que el mejor curso de acción estaría en alejarse de los apoyos políticos directos y más bien, mantenerse dentro de las reglas del juego político. En otras palabras, una posición moderada que buscaba enmendar de alguna forma la percepción de la opinión pública respecto a su influencia en la política. El otro sector por el contrario, no estaba dispuesto a hacer ningún tipo de mea culpa, y más bien, habría optado por tener un posicionamiento político más explícito. Un ejemplo concreto: El sector que ahora conforma la Unión de Gremios saludó la designación de Manuel Merino como presidente, mientras que la CONFIEP tuvo una posición inicial más cauta, para luego pedir la renuncia del ilegítimo presidente.
Visto desde fuera parece haber pocas dudas que uno de los motivos del quiebre empresarial estaría en su posicionamiento frente al gobierno de Castillo, y las reformas sociales y laborales planteadas desde su plataforma, en particular, la posibilidad de cambiar la Constitución de 1993 mediante una asamblea constituyente. La Unión de Gremios optaría por tener una oposición más abierta y radical que la de sus pares de la CONFIEP.
La división del empresariado en este contexto podría tener implicancias importantes para la sociedad. Dependiendo de los reacomodos y posicionamientos de cada uno de los sectores, se podrían generar oportunidades de negociación política que permitan generar acuerdos sociales para garantizar un abanico más amplio de derechos sociales y laborales. Aún se desconocen los posicionamientos de cada sector frente a la posibilidad de tener nuevos impuestos para los sectores más acomodados, o la protección de territorios indígenas, o la mejora de los derechos laborales.
Es posible que ambas agremiaciones mantengan posiciones similares en la mayoría de los temas. Sin embargo, es probable que como consecuencia de la fragmentación se desarrollen matices en las posiciones. Solo con el paso del tiempo se podrá conocer los impactos finales de esta división del principal gremio empresarial del país.