Esta semana hemos encontrado que el Tribunal de Fiscalización Laboral ha emitido una resolución que permite a la empresas mineras acordar con sus trabajadores jornádas atípicas por encima de la jornada laboral máxima prevista por la constitución y los convenios internacionales, argumentando que la pandemia del COVID-19 es un evento atípico que justifica este tipo de jornadas laborales. Esta resolución abre una peligrosa puerta que puede terminar vulnerando el derecho a un trabajo adecuado para todos y todas las trabajadoras del país, no solo aquellos que se encuentren en el sector minero.
La extensión de la jornada laboral no es un tema menor. Tenemos que recordar que el movimiento obrero en el siglo 19 se fortalece precisamente en la exigencia de una jornada laboral máxima de 8 horas diarias o 48 horas semanales, la que fue adoptada en 1919 por la Organización Internacional del Trabajo (OIT). Hoy en día, la legislación de la mayoría de países regula jornadas laborales máximas incluso menores, ya que el exceso de horas de trabajo y la falta de periodos de descanso y recuperación es pernicioso para la salud de los y las trabajadoras, y aumentan el riesgo de accidentes de trabajo.
En el caso específico del sector minero las jornadas laborales máximas eran de 21 días de trabajo continuo y 7 días de descanso. La resolución del tribunal permite alargar estas jornadas por encima del máximo legal, en el caso concreto de minera La Zanja, la nueva jornada es de 30 días, a 10 horas diarias, seguidos de 15 días de descanso. Es evidente para cualquiera que se trata de una jornada excesiva, y no se podrían descartar presiones de las empresas hacia los trabajadores para aceptar una jornada de este tipo. Así lo entendió la SUNAFIL y la Intendencia Regional de Cajamarca, quienes multaron a la empresa por dicho motivo.
Esta resolución crea un peligroso precedente, ya que se está usando la emergencia sanitaria para justificar la explotación laboral de los trabajadores. Este criterio podría ser extendido a muchos otros centros laborales, ya que de una forma u otra todos han sido afectados por las restricciones sanitarias. Pero la recuperación económica que es necesaria, no puede realizarse a costa de la salud de los trabajadores.