Reactivación sin contaminación (EDITORIAL #DerechosEnEmergencia 08/06/2020)

¿Cómo nos imaginamos el Perú post pandemia? Se abren dos grandes opciones ante nosotros, y lo que ocurrirá depende de decisiones que se están tomando ya mismo. Por un lado, podemos tomar esta crisis como una oportunidad para aprender las lecciones de la Naturaleza e iniciar un crecimiento distinto, respetuoso de los ciclos de la Tierra. O por el contrario, la urgencia de la reactivación puede llevar a profundizar la degradación ambiental para obtener beneficios económicos a corto plazo.

Está bastanta claro para la ciencia que la aparición de nuevas enfermedades está asociada a la transmisión de patógenos que se encuentran naturalmente en poblaciones animales, lo que ocurre con mayor frecuencia debido a la degradación y fragmentación de sus hábitats. Esto puede producirse por diversos motivos, desde el tráfico de especies silvestres hasta la irrupción de megaproyectos de infraestructura o actividades extractivas legales e ilegales. Así pues, una lección central de esta crisis debiera ser la urgencia de detener la degradación ambiental.

A ello se suman otros factores que debieran servirnos como incentivos para la transformación ambiental, por ejemplo la caída de los precios del petróleo, que nos muestra la volatilidad de este sector que es, en términos económicos, sociales y ecológicos, un mal negocio para el futuro.

Este escenario permitiría imaginar una reactivación económica distinta: inversión en energías limpias, generación de puestos de trabajo en sectores ambientalmente sostenibles, consensos en torno a la protección de ecosistemas frágiles, fortalecimiento de las normas ambientales y desincentivos a las actividades más contaminantes.

Vemos, sin embargo, que muchas de las decisiones que se vienen tomando en el país nos encaminan hacia la dirección contraria. “Consultas virtuales” para proyectos extractivos en territorios indígenas, megaproyectos como los de Paracas y Chancay que impactarán negativamente en el entorno natural, otorgamiento de nuevos lotes petroleros en la costa peruana, fraccionamiento de multas ambientales previas impuestas por OEFA, préstamos de Reactiva Perú a las empresas mineras más contaminantes. Todo esto muestra que las lecciones ambientales de la crisis no se están tomando en cuenta.

Esta es una disputa abierta no solo en el Perú, sino en el mundo. Mientras en Alemania y otros países se viene planteando una reactivación con criterios climáticos, que ponga énfasis en las fuentes de energía renovables y los sectores más sostenibles, existe el riesgo de que los faraónicos planes de reactivación con inversión en infraestructura, como los que está planteando China, signifiquen una mayor presión por materias primas sobre los territorios y una intervención más agresiva en los hábitats naturales.

Desde aquí insistimos en que la reactivación no puede ser “más de lo mismo”, y que esta crisis debe ser tomada como una oportunidad para construir una economía respetuosa de los derechos de las personas y de la Naturaleza.